Por qué? Pues porque si. Porque veo que te echo mucho de menos, pero aún asi, no eres el principal pensamiento en mi cabeza.

Y no me cuesta sonreír.

Y en realidad me siento mal. Porque debería estar destrozada, sin ganas de hacer nada, sin querer levantarme de la cama porque tu no estás. Y no estoy así.

Y me siento mal conmigo misma porque parece como si no me importaras. Y no es cierto. Porque tu me importas, me importas más que nadie. Y te echo de menos.

Y sólo se me ocurre una explicación para que todo esto sea asi y yo no me sienta tan mal como “debería”. Y me gusta. Pero me niego a aceptarla, por el momento. Ahora mismo en lo único que puedo pensar es en que te echo de menos.

La manera en que me abrazas.

La manera en que me besas.

La manera en que me miras.

La manera en que me acaricias.

La manera en que tocas mi pelo.

La manera en que me acurruco junto a ti.

La manera en que pienso en ti.

La manera en que conduces mientras me das la mano.

La manera en que duermes conmigo.

La manera en que vemos un amanecer en la playa.

La manera en que me llevas de vacaciones.

La manera en que me dices “Te Quiero”.

La manera en que yo te respondo.

La manera en que decidimos que estamos hechos el uno para el otro.

La manera en que me hablas.

La manera en que me escuchas.

La manera en que me entiendes.

La manera en que no podemos vivir el uno sin el otro.

La manera en que nos queremos.

La manera en que tu eres el único.

Te Quiero, por y para siempre.

Y te prometo, te prometo que algún día todo este amor que sentimos, servirá para algo.

Y es una promesa.

Y yo, las promesas, las cumplo.

Te Quiero, por y para siempre.

Por y para siempre.

Siempre.

Si.



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